La incubación artificial es un proceso muy importante en la industria avícola, especialmente en la reproducción de pollos. Este método permite controlar de manera precisa las condiciones ambientales necesarias para el desarrollo embrionario de los huevos, maximizando la tasa de éxito en la eclosión. En este artículo, abordaremos las fases esenciales del proceso de incubación, las condiciones óptimas para lograr una incubación exitosa y algunos de los problemas comunes que pueden surgir durante el proceso.
Selección y preparación de los huevos
La calidad de los huevos es el primer factor determinante para el éxito de la incubación artificial. Los huevos seleccionados deben cumplir con ciertos criterios:
- Tamaño adecuado: Los huevos no deben ser ni demasiado pequeños ni demasiado grandes. Los huevos de tamaño intermedio tienen mayores posibilidades de éxito. Se suelen seleccionar huevos que tengan un peso de entre 50 y 70g.
- Buena forma: Los huevos deben ser ovalados y regulares, sin deformaciones visibles.
- Cáscara limpia y sin daños: Las cáscaras deben estar intactas, sin grietas ni fisuras, ya que cualquier daño puede afectar la viabilidad del embrión.
- Almacenamiento previo a la incubación: Si no se incuban inmediatamente, los huevos deben almacenarse en un ambiente fresco y con una temperatura entre 10 y 15°C, y no deben ser guardados más de 8 días.

Fases del Proceso de Incubación
El proceso de incubación artificial se divide en dos etapas principales: incubación y eclosión.
- Incubación: Durante los primeros 18 días, el huevo es colocado en la incubadora. En esta fase, se debe controlar cuidadosamente la temperatura, la humedad y la ventilación. El huevo debe estar en constante rotación con un mínimo de cuatro veces por día para evitar que el embrión se adhiera a la cáscara.
- Eclosión: A partir del día 19, el huevo se traslada a la nacedora. En esta etapa, no se rota el huevo, pero es fundamental mantener altos niveles de humedad para facilitar que el cascarón se humedezca y el pollito rompa la cáscara con facilidad.
Condiciones Óptimas para la Incubación
Para lograr una incubación efectiva y una eclosión exitosa, es necesario mantener controlados varios factores clave:
Temperatura.
Como uno de los factores más importantes, la temperatura para la incubación de huevos de pollo, es ideal que se mantenga constante entre los 37.5°C y los 37.8°C. Si la temperatura es demasiado baja o alta, puede haber un impacto negativo en el desarrollo del embrión, lo que puede resultar en deformidades o en la muerte del mismo. Es importante utilizar un termómetro confiable y verificar regularmente la temperatura del interior del incubador.
Humedad.
La humedad también es importante para garantizar que los embriones no pierdan demasiada agua durante el proceso. La humedad relativa durante los primeros 18 días debe estar entre el 50% y el 55%, mientras que en la fase de eclosión debe aumentarse a un rango entre el 65% y el 70% para facilitar la ruptura de la cáscara por parte del polluelo. Una humedad inadecuada puede causar problemas en el intercambio gaseoso del embrión, afectando la formación del pollito.
Ventilación.
Durante el desarrollo, los embriones requieren oxígeno para su respiración, por lo que una correcta ventilación en la incubadora es fundamental. A medida que el embrión crece, su demanda de oxígeno aumenta, por lo que el aire dentro de la incubadora debe estar adecuadamente oxigenado.
- Cambiar el aire de la incubadora unas 8 veces al día o una vez cada 3 horas.
- Evitar la sobreventilación y la pérdida excesiva de humedad.
- Ventilar a un nivel bajo después de 3-4 días de incubación.

Rotación de los Huevos
Durante los primeros 18 días, los huevos deben ser rotados al menos cuatro veces al día para evitar que el embrión se adhiera a la cáscara, lo que podría resultar en malformaciones. No rotar los huevos durante este período puede reducir significativamente la tasa de eclosión. En incubadoras automáticas, este proceso se realiza automáticamente, pero en incubadoras manuales, es importante mantener un registro de las rotaciones para evitar errores.
Ovoscopia o candling
Alrededor del día 7 de incubación, se puede realizar una ovoscopia para observar el desarrollo del embrión. Este proceso consiste en iluminar el huevo con una luz fuerte en una habitación oscura para ver el interior del mismo. Los huevos fértiles mostrarán una red de vasos sanguíneos y el crecimiento del embrión. Los huevos no fértiles o con embriones que no se han desarrollado deben ser retirados del incubador para evitar que se descompongan y contaminen a los demás.
Preparación de los Huevos
Para garantizar una incubación exitosa, es fundamental seleccionar y preparar adecuadamente los huevos antes de colocarlos en la incubadora. Los huevos deben ser de tamaño uniforme y estar limpios. Los huevos deformes o con fisuras en la cáscara deben ser descartados, ya que tienen una menor probabilidad de eclosión exitosa.
Los últimos tres días de incubación (del día 19 al 21) son un periodo crítico para los pollos. Durante este tiempo, se deben tomar las siguientes precauciones:
- No rotar los huevos: A partir del día 18, la rotación de los huevos debe detenerse para permitir que los pollos se acomoden en la posición correcta para la eclosión.
- Aumento de la humedad: Como se mencionó anteriormente, es esencial aumentar la humedad al 65%-70% durante estos últimos días para evitar que la membrana interna del huevo se seque, lo que dificultaría la salida del polluelo.
- No abrir el incubador innecesariamente: Durante este periodo, es crucial no abrir el incubador a menos que sea absolutamente necesario, ya que la pérdida de calor y humedad puede afectar negativamente la eclosión.
Eclosión y cuidados post-eclosión
La mayoría de los pollos comenzarán a romper la cáscara el día 21. El proceso de eclosión puede durar entre 6 y 12 horas, por lo que es importante no apresurarse a ayudar al polluelo, a menos que sea evidente que está teniendo problemas significativos.
Una vez que los pollos han eclosionado:
- Dejar que se sequen en el incubador: Después de salir del huevo, los polluelos deben permanecer en el incubador o en la nacedora durante varias horas para secarse completamente antes de ser trasladados a una criadora.

- Transferir a la criadora: Una vez que los polluelos estén secos y activos, deben ser trasladados a una criadora, donde se mantendrán a una temperatura de aproximadamente 32°C. Esta temperatura debe reducirse gradualmente en las semanas siguientes.
- Suministro de agua y alimento: Los pollos deben tener acceso inmediato a agua fresca y alimento adecuado para su etapa de desarrollo.
Si quieres saber más sobre el manejo de criadoras en pollos te invitamos a leer Guía sobre las Criadoras de Pollos.
Problemas Comunes durante la Incubación
A pesar de los esfuerzos para mantener condiciones óptimas, pueden surgir algunos problemas durante la incubación:
- Sobrecarga en la Incubadora: El hacinamiento de huevos en la incubadora puede impedir una correcta ventilación, lo que puede afectar la calidad del aire y la temperatura.
- Rotación Insuficiente de los Huevos: Si los huevos no se giran con la frecuencia adecuada, es posible que el embrión no se desarrolle correctamente, resultando en deformidades.
- Mala Regulación de la Humedad: Niveles incorrectos de humedad pueden ocasionar que los pollitos nazcan con dificultades para romper la cáscara o con malformaciones físicas.
- Condiciones sanitarias: Es esencial mantener tanto el incubador como las manos limpias al manipular los huevos, ya que la contaminación puede introducir bacterias dañinas.

Limpieza y desinfección
Un sistema de limpieza y desinfección calendarizado es un factor que evitará infecciones que puedan afectar a los embriones. Los huevos, aunque parecen sellados por la cáscara, son porosos y pueden absorber bacterias y otros patógenos presentes en el ambiente.
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La incubación para la reproducción de pollos es un proceso controlado que requiere la regulación precisa de la temperatura, la humedad y la ventilación, así como una correcta rotación de los huevos. Cualquier desviación de las condiciones óptimas puede comprometer el éxito de la eclosión. Para los productores avícolas, el manejo adecuado de estos factores es esencial para asegurar la producción eficiente de pollitos sanos y robustos.

